miércoles, 12 de mayo de 2010

“¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.”. Miqueas cap. 7 versos 18 y 19.

¡Cuánto Consuelo y Agradecimiento a Dios, el Señor, Debe producir dentro del alma de todo ser humano Pecador estas palabras! ¡Hagamos una fiesta de Regocijo e Invoquemos Fuertemente el Gran Nombre de Dios! ¡Vengan Todos y Alabemos y Adoremos al Gran Dios de la Santísima Biblia.


Y, ¿Qué es lo que provoca este Emocionado Comportamiento de Consuelo, Agradecimiento, Regocijo e Invocación al Señor?

El Saber Dos Cosa que Dios nos Revela en este texto:

La Primera Cosa es: Que El Perdona la Maldad y el Pecado.

Si bien es cierto, que Todo ser humano, por ser pecador desde el vientre de su madre, No es Digno de ser Perdonado, ni Puede hacer Nada, el mismo, para Obtener este perdón; como Dios lo dice en Salmos 58 verso 3: “Se apartaron los impíos desde la matriz; Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron.” Y también en Mateo cap. 7 versos 18 y 20: “No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Así que, por sus frutos los conoceréis.”

Sin embargo, Aquí viene lo Grandioso e Incomprensible; Dios, a pesar de que se le a Ofendido, al transgredir sus Mandatos, a pesar de que se ha Provocado su Ira y su Enojo; a pesar de que se ha Despertado su Justicia, Santidad y Pureza, que Demanda y Exige Castigo a Todo Pecador violador de sus Mandatos; a pesar de todo esto, El Perdona la Maldad y el Pecado. Ese Pecado que atrae su Ira, ese pecado que trae tantos asesinatos, atracos, robos, adulterios, inmoralidades sexuales, homosexualidad, incestos, drogadicción, alcoholismos, pleitos, enemistades, chismes, iras, amarguras, suicidios, golpes, celos, entre otros pecados; ese pecado, que produce todas estas Ofensas a Dios, y perjudica tanto a nuestro prójimo; ese pecado, sí ese pecado: Dios lo Perdona. ¡Que maravilla, que maravilla!

La Segunda Cosa es: Que el Olvida la Maldad y el Pecado.

A diferencia del ser humano que cuando perdona, no olvida la falta u ofensa perdonada, sino que muchas veces se la recuerda al perdonado, Dios no: El Olvida la Maldad y el Pecado cometidas contra El. El no te la recuerda cada cierto tiempo, ni te amenaza con decir a otros lo que tú habías hecho, y que El te perdonó; No y No: Dios Olvida. Y olvida de una manera tan Sorprendente y Contundente que El dice: “sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.” Dios toma como ejemplo dos lugares que cuando los seres humanos echamos algo allí, se nos olvida: Que es la Tumba y el Fondo del mar; así como cualquier cosa que echemos allí, desaparece; así mismo, dice Dios, El hace desaparecer la maldad y el Pecado.

Ahora bien, ¿Qué Motiva a Dios a Perdonar la Maldad y Pecado?

“porque se deleita en misericordia. “ Es decir, lo Único que lo Motiva es que El se Complace, se Deleite, le Gusta tener Misericordia.

El se complace en compadecerse de Todo aquel que se Humilla delante de su Presencia, y le clama perdón. El se Complace en tener Misericordia del que es consciente y esta convencido de que es un Miserable; de el que dice: “Oh Dios, sé que No merezco tu Perdón ni que te Olvides de mis Pecados, lo sé; Pero también sé, que tu has Prometido tener Misericordia del que se Humilla delante de ti y se Refugia en Jesucristo: Mírame aquí, Humillado, y Refugiado en Jesucristo ¡Ten Misericordia de Mi!”.

E inmediatamente, se oye una Voz desde los cielos, pero que solo la experimenta el que es Objeto de dicha misericordia, que dice: “Quiero se Perdonado. Y a partir de ahora perteneces al Remanente de mi Heredad; Te Perdono Todos tus pecados, y te Declaro Justo, por la Justicia de mi Hijo Jesucristo”.

¡Cuan Glorioso eres Señor Todopoderoso! ¡Cuan Grande, Infinita e Incompresible es tu Misericordia! ¡A Ti, y Solo a Ti, sea la Gloria por los siglos de los siglos! ¡Amén!

No hay comentarios:

Publicar un comentario