¡Qué triste! ¡Qué triste! cuando un hijo o una hija sabe las terribles consecuencias que les han venido a uno de sus padres o los dos, por su conducta pecaminosa y rebelde contra Dios; y cómo todo comenzó a cambiar cuando estos o este, se humillaron delante de Dios; pidieron perdón por sus pecados, y comenzaron a obedecerle, tal y como El lo ha Mandado en Su Santisima Palabra.
Repito, ¡Qué triste! Cuando los hijos saben todas estas cosas, y en vez de seguir los últimos pasos de sus padres; luego que estos se Humillaron ante Dios, y se Arrepintieron de sus pecados; en vez de seguir estos pasos, siguen los primeros pasos de estos; los pasos que les trajo desgracias, depresiones y calamidades, aun en medio de sus aparentes éxitos humanos. Porque Dios ha dicho en Salmos 11 verso 6: “Sobre los malos hará llover calamidades; Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos.” Es decir, Dios se ha comprometido con el mismo de llenar de situaciones difíciles a todo aquel que se Enorgullece contra El; que peca contra El, violando sus mandatos claramente expresos en Su Santisima Palabra.
Y, ¿Qué le paso a este Belsasar, rey de Babilonia e hijo de su fallecido padre Nabucodonosor, por no Humillarse ante Dios como lo hizo su padre?
Versos 30 y 31 de Daniel cap. 5: “La misma noche fue muerto Belsasar rey de los caldeos. Y Darío de Media tomó el reino, siendo de sesenta y dos años.”
¡Tú que eres hijo o hija de alguien, y yo que también lo soy, abandonemos ahora mismo, cualquier práctica Ofensiva a Dios, y que claramente El prohíbe en su Palabra, y Humillemos nuestros corazones delante de El, para que no nos vengan cosas peores a ésta, acontecida al rey Belsasar! ¡Amén
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